lunes, 28 de abril de 2014

II Concurso de Microrrelatos - Raquel Tomé.

Balada de amor. 

Cuando Guillermo del Páramo acudió esa mañana luminosa al trabajo un vómito oscuro subió hacia la boca del estómago mientras escuchaba hipnotizado la música de una canción antigua que se filtraba entre los cristales refulgentes de la ventana. Sólo conocía una única persona en el mundo que podía entonar esa melodía de armónica. Y despertó su memoria anegada por los efluvios del alcohol que voló de súbito al Corralito la cárcel de las afueras de Benavente donde había entrado por una pelea de gallos borrachos. Era aún demasiado joven para tenerle miedo a la muerte y muchos menos a pelearse con dos pelados malparidos. Fue allí donde conoció a María Candela mientras le curaba las heridas en la enfermería y se reía a carcajadas con sus tonterías mientras su pecho frondoso subía y bajaba mecido por los espasmos de sus carcajadas. Se sabía un niño en sus manos y al mismo tiempo ejercía sobre ella el poder absoluto de provocar su risa escandalosa y feliz. Se enamoró sin saber cómo ni por qué ni hasta cuándo. Sólo sabía que después de haber retornado a la vida por fín había llegado la hora de la verdad para dejar de distraerse en el camino de los vicios e ir a buscarla feliz.

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