domingo, 27 de abril de 2014

II Concurso de Microrrelatos - Pilar Salgado.

Redención se escribe con H.

Aquí nací; en sus aceras aprendí a ser un mal hombre a base de puñetazos, pelotas y pérdidas; en sus garitos me convertí en el rey de las putas y señor de los malnacidos; en una de sus casas creí que amar era posible y me equivoqué; en un portal sacramenté al que me arrebató la luz de mi alma; y en una de sus paredes me apoye mientras los guardias me esposaban para alejarme de ella por única vez.

Hoy han pasado 34 años desde aquél día, y no ha pasado uno en el que no la haya añorado y maldecido. En ella me convertí en dolor, muerte y furia y en ella conocí todo el mal que se puede concebir. Pero he vuelto porque aquí es donde vive la única persona que me esperó desde antes de que conocerme, y por ella voy a olvidarme de que el mundo es sólo sufrir y ser defraudado. Por las mañanas sonreiré a pesar de que sólo quiera gritar, por la calle caminaré sin dejar un rastro de destrucción y serán palabras y no tajos de mi navaja las que hablen por mí. Y todo porque ella me ama, porque quiero que piense que las personas podemos cambiar aunque yo sepa que es mentira, porque ella cree y yo quiero aprender a engañarla. Sé que soy un canalla despreciable, pero por
una vez toda esta falsedad no busca mi bien sino el de mi hija, porque hasta el Diablo puede querer.

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