Cuando llegaron todo había acabado. El viaje comenzó de un modo
perfecto. Se miraban, se rozaban, se buscaban.... pero al tiempo que los
kilómetros crecían, la luz descendía y la noche los envolvía, las palabras
hasta ahora mensajeras de seducción se tornaron en dardos cargados de
reproches. Todas esas verdades absolutas y eternas que se juraron horas antes
mostraron su autentica cara y el vacío hizo acto de presencia para siempre. No
quedaba nada. Cogieron sus maletas, y en silencio, se dirigieron a la suite
nupcial.
Intensidad!
ResponderEliminarMuchas gracias, Juan. Espero que hayas votado por mi ;-)
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